Nacido en Bombay en 1954, de padre almirante de la Marina india y madre diseñadora de ropa de origen judío, Anish Kapoor es uno de los principales exponentes de lo que se ha llamado la nueva escultura británica. Pasó su infancia en la India y tras una breve estancia en un kibutz en Israel –que el artista no califica como muy positiva– llegó a Londres para estudiar en el Hornsey College of Art (1973-1978). Posteriormente realizaría estudios de doctorado en la Chelsea School of Art (1977-1978).
Como tantos artistas de su generación, comenzó a colaborar como profesor de arte un par de días por semana para ganarse la vida mientras intentaba abrirse camino como artista. Curiosamente su primera exposición tendría lugar en 1980 en París, en el estudio del francés Patrice Alexandre. Sobre ese suelo de madera exhibió por primera vez sus esculturas realizadas con pigmentos, en las que los contornos se difuminan en una especie de sfumato que recuerda a las pinturas de Leonardo da Vinci.
Kapoor siguió con este tipo de obras hasta que empezó a sentir que esa línea de trabajo llegaba a su final. Un día en su estudio realizó una escultura con la forma de una taza de color azul oscuro y, sin saber muy bien por qué, la colgó de la pared y encontró en ella la oscuridad, el vacío. No había nada que ver, tan solo un objeto en el que ni siquiera se vislumbraba la profundidad del mismo, de ahí que a partir de ese momento utilizara con frecuencia la palabra void (vacío) para dar nombre a algunas de estas obras. Otra de las características de estas obras es que abandonaban la verticalidad de la escultura tradicional para mirar hacia su interior, un trabajo que aplicaría también a los bloques de piedra. Tal y como señala el propio artista: «La mayor parte del tallado de piedra, a lo largo de los últimos siglos, ha consistido en coger un bloque de piedra y luego tallar, como hizo Miguel Ángel, de fuera hacia dentro. Lo que yo he estado haciendo, perversamente, es tallar el interior. El bloque permanece tal como se extrajo, y luego he estado trabajando la forma interior1».
Al mismo tiempo, esta idea de colgar las esculturas en la pared está presente en un gran número de obras de Kapoor. Un buen ejemplo serían sus reconocibles discos realizados en un sinfín de materiales. Y es que su trabajo, al igual que el de algunos otros representantes de la nueva escultura, como Tony Cragg o Richard Deacon, se basa en la búsqueda continua de nuevos materiales. Kapoor ha empleado pigmentos, fibra de vidrio, bronce, aluminio, resina, piedra caliza, acero, madera, granito, mármol, yeso, poliestireno, hormigón, estuco, PVC, alabastro, silicona, agua, humo o acero corten, entre otros. Pero si hay un material que ha caracterizado su obra reciente ese es el acero inoxidable.
Kapoor pule la superficie de acero inoxidable hasta convertirla prácticamente en un espejo, con lo que incorpora al espectador y al entorno como parte de la obra. Algo que podemos ver en sus dos obras pertenecientes a la colección Hortensia Herrero: Random Triangle Mirror (2016) y Untitled (Orange) (2015).
Entre los numerosos reconocimientos recibidos por Anish Kapoor destacan el Premio Turner (1991), el Praemium Imperiale de Japón (2011) y sus nombramientos como académico de la Royal Academy of Arts de Londres (1999) y como Comandante de la Orden el Imperio Británico (2013), entre muchos otros.