Artista que se movió en los márgenes de lo establecido, Dubuffet fue capaz de apreciar el valor artístico de las obras realizadas por colectivos tan diversos como los niños, los presos de las cárceles o los enfermos mentales. Él mismo coleccionaba estas obras como fuente de inspiración para las suyas pues las consideraba como una expresión artística más genuina. Unas obras que englobó bajo el epígrafe de “Art Brut”.
Comenzó a hacer arte en serio a los 41 años, después de una exitosa carrera como comerciante de vinos, negocio al que se dedicaba su familia. En los años cuarenta, su pintura tendía hacia la figuración, con vistas de ciudades y de paisajes: unas obras realizadas con colores vibrantes y superficies planas carentes de perspectiva. En la siguiente década, durante la que pasó un año en Nueva York, su obra viró hacia la abstracción y profundizó en el uso de nuevos materiales como el cemento, el papel de aluminio, el alquitrán o la grava, con trabajos en los que difuminaba los límites entre la pintura y la escultura.
En la década de los sesenta tuvo importantes exposiciones en museos como el MoMA y el Guggenheim de Nueva York, el Art Institute de Chicago, el Musée des Arts Decoratifs de París o la Tate de Londres. En esta época iniciaría su etapa conocida como Hourloupe, que incluye pinturas, dibujos, esculturas e instalaciones arquitectónicas. Tal y como explicó el propio artista: «El ciclo Hourloupe comenzó con dibujos y pinturas, después de que sintiera la necesidad de asociar relieves con esas pinturas para darles más vida, y el resultado son paneles pintados y esculpidos de los que el Cabinet logologique es un ejemplo. Entonces empecé a querer, todavía en mis pensamientos, aumentar la presencia y acción de estas pinturas, abandonar los paneles planos y usar materiales abiertos libremente en el espacio, esculpidos en todas las caras, que es algo diferente. Me vi llevado por el deseo no solo de encarar estas pinturas mientras mantenía los pies en la orilla de la vida cotidiana, sino de abandonar esa orilla, de entrar en las imágenes, de vivir en ellas. El resultado es una especie de arquitectura alusiva y figurativa, arquitectura imaginaria en conjunto y no arquitectura real, sino imágenes producidas en un hábitat1».
A este ciclo pertenecen algunas de sus más conocidas esculturas monumentales como Group of Four Trees, encargada por David Rockefeller para la Chase Manhattan Plaza de Nueva York, o Jardin d’émail, diseñada para el Kröller-Müller Museum de Holanda. Estas obras están realizadas en color blanco con líneas negras que dibujan formas orgánicas.
La colección Hortensia Herrero incluye dos esculturas, Personnage aux bajoues (1967) y Milord (1971), pertenecientes a Hourlope, que ha sido el ciclo más largo y fructífero de la carrera de este artista.