Julian Opie nació en Londres pero creció en Oxford, donde pudo nutrirse de los fondos del Ashmolean Museum que tanto influirían en su trabajo. Volvió a Londres para asistir al Goldsmiths College, una institución que se encontraba en medio de una profunda transformación que acabaría con la eliminación de departamentos estancos como el de Pintura, Escultura, Grabado, Fotografía, Cine y Vídeo para unirlos en un único departamento bajo el nombre de Bellas Artes. Gracias a ello, los estudiantes podían trabajar indistintamente en uno u otro medio, como Opie, quien abarcó el vídeo, el dibujo, la pintura o la escultura.
Los grandes maestros de la pintura serían los protagonistas de una de las obras por las que Opie se dio a conocer en la escena artística londinense: A Pile of Old Masters (1983). Esta consistía en una serie de copias de artistas clásicos como Manet, Picasso, Van Gogh o Mondrian desperdigadas por el suelo de la galería y apiladas unas encima de otras. Esta especie de instalación no solo bebía de los grandes nombres de la historia del arte, sino que también tenía influencias del cómic, otra de las fuentes de inspiración de Opie. Y es que una de las características del trabajo de este artista es su capacidad de inspirarse tanto en un relieve del Antiguo Egipto como en una historieta de Tintin.
Las obras de Opie pronto llamarían la atención de la crítica de arte y de los museos, y en 1993 la Hayward Gallery le dedicaría una completa muestra en la que el director de exposiciones de esta institución, Henry Meyric Hughes, situaba a Opie en la línea de otros escultores británicos que habían exhibido sus obras en esta sala, como Tony Cragg o Richard Long. Esta muestra constituía un buen ejemplo del trabajo que Opie estaba llevando a cabo en esos momentos, compuesto principalmente por esculturas y pinturas que tendían a la tridimensionalidad pero siempre con el dibujo como base de fondo. Tal y como él mismo explica: «Desde que empecé a exponer arte, a principios de los ochenta, he jugado con la relación entre algo dibujado y algo esculpido. A menudo dibujo sobre las esculturas, o mejor dicho convierto el material sobre el que dibujo (la hoja de papel en blanco) en una escultura de lo mismo que estoy dibujando1».
La irrupción del ordenador fue algo que sin duda alguna influyó en esa relación entre el dibujo y la escultura. El ordenador enseñó a Opie otra forma de trabajar: «El ordenador desempeña un papel que no existía antes, algo intermedio entre la obra definitiva y la idea. Antes solía pensar, dibujar y luego realizar algo. Pero ahora puedo pensar y dibujar en el ordenador, seguir desarrollándolo y luego dejarlo allí; no es como un pensamiento que se desvanece, simplemente puede quedarse en el ordenador y exportarse cuando haya decidido qué hacer con ello. Un dibujo es inflexible en comparación; no puedes cambiar su escala o su color sin destruir lo que ya has hecho2».
Esta nueva forma de trabajar afectó a todos los soportes en los que Opie trabajaba. Si bien el fondo seguía siendo el mismo, la forma cambiaba y las figuras se volvían más básicas. Unas simples líneas daban forma a una figura humana acompañada de colores planos. Al despojarse de todo lo accesorio, en un retrato de cuerpo entero incluso se puede prescindir del cuello. Así es como Opie ha alcanzado ese estilo tan claramente reconocible que vemos en las obras pertenecientes a la colección Hortensia Herrero Doctor and Taxi Driver, Old Street May 1, Sam Amelia Jeremy Teresa 2 y Street 3.
La mayor parte de estas obras fueron adquiridas con motivo de la exposición sobre Julian Opie que la Fundación Hortensia Herrero organizó en 2021 en la plaza del Patriarca y en el centro de exposiciones de La Nau, perteneciente a la Universidad de Valencia.