Olafur Eliasson alcanzó el reconocimiento muy pronto en su carrera. La intervención denominada Green River ayudó a que su trabajo se conociera en ciudades como Estocolmo, Bremen, Los Ángeles o Tokio. Este proyecto consistía en teñir los ríos de estas ciudades de verde, un color que habitualmente se asocia con lo saludable pero que en un río puede ser interpretado como algo tóxico o contaminante. Una acción que realizaba de forma totalmente clandestina y sin previo aviso con un colorante llamado uranina, un tinte fluorescente inocuo y soluble en agua. Se trataba de observar la reacción de la gente, que abarcaba desde una investigación policial iniciada en Tokio hasta la indiferencia de los ciudadanos de Los Ángeles.
Tras el despliegue de esta y otras obras públicas en ciudades de todo el mundo llegó el proyecto que le consagraría como artista y lo popularizaría entre el gran público: The Weather Project, ese gran sol que instaló en la sala de turbinas de la Tate Modern y al que la gente acudía para tumbarse como si se tratara de una playa del futuro.
Eliasson trabaja con materiales tan diversos como el hielo, la madera, el cristal, el musgo o los cactus. La investigación sobre nuevos materiales es una parte importante de la labor que realiza su amplio estudio, el cual, en los momentos de mayor actividad, llega a reunir a más de cien trabajadores. Un ingente equipo dirigido por una única persona a la que le mueve algo tan sencillo como la curiosidad. «La curiosidad es muy importante en mi trabajo, pero no es algo que se puede forzar», señala. «Cuando noto que pierdo la curiosidad, siento que debo ir más despacio en mi trabajo1».
Este artista ha realizado exposiciones y proyectos tanto en espacios abiertos como en edificios históricos o en las salas neutras de los museos (lo que en inglés se denomina white cube). Una de sus intervenciones más conocidas en lugares públicos consistió en la instalación de cuatro enormes cataratas artificiales en diversos enclaves de la ciudad de Nueva York. «Creo que es importante exponer en todos los sitios, pero las exposiciones en espacios abiertos son más accesibles para el público porque mucha gente piensa que las galerías y los museos son elitistas, o quizás aburridos2».
Hortensia Herrero encargó a Olafur Eliasson en 2020 la realización de una obra site specific para el futuro Centro de Arte Hortensia Herrero en Valencia. Para ello se le ofreció un pasillo situado en la segunda planta que desemboca en una pequeña sala sin salida, por lo que el visitante tiene que volver sobre sus pasos. Eliasson diseñó un tunel, al que tituló Tunnel for unfolding time (Túnel para desplegar el tiempo), en el que el visitante puede contemplar 1035 piezas de cristal, cada una con un tamaño y un diseño diferente y con todos los colores del arco iris pero al volver la vista atrás lo único que puede ver es un túnel negro. Tal y como explica el propio Eliasson, “hice un túnel para el Museo de Arte Moderno de San Francisco llamado One Way Tunnel, que es, en cierto modo, la primera semilla de las ideas de este túnel. Este de aquí es más ambicioso y creo que mucho más evolucionado en cuanto a cómo alberga o acoge a la gente. No diría que es más generoso en ese sentido, pero tiene más que ofrecer. Es más denso, y esta idea de que, cuando lo atraviesas, como que se abre, significa que tal vez se está estirando más. Y luego juega con esta idea de que es muy diferente según el camino que tomes3».
La colección Hortensia Herrero cuenta con otra gran instalación de Olafur Eliasson: Your Accountability of Presence (2021), una obra en la línea de la titulada Your Uncertain Shadow (Colour) (2010), que Hortensia Herrero tuvo ocasión de contemplar en la exposición que la Tate Modern le dedicó en 2019. En ambas instalaciones, los visitantes ven proyectadas sus siluetas sobre la pared en muy diversos colores creando todo un juego óptico en el que el movimiento cobra un gran protagonismo.
Otras obras de Olafur Eliasson presentes en la colección son The Space Before the Idea (Blue) y The Round Corner (18 °).